COVIANDES ACLARA QUE NO LE ASISTE RESPONSABILLIDAD EN LAS AFECTACIONES CAUSADAS POR LA OLA INVERNAL EN LA VÍA BOGOTÁ – VILLAVICENCIO

Ante la preocupación que le asiste a las autoridades departamentales y municipales, gremios, medios de comunicación, comunidad y usuarios de la vía, frente a la situación de los derrumbes y deslizamientos en diversos puntos de la carretera Bogotá – Villavicencio, Coviandes se permite aclarar que los mismos se vienen presentando por situaciones de fuerza mayor o caso fortuito y otras que le son ajenas, además aclara que las obligaciones descritas en el Adicional 1 al Contrato de Concesión 444 de 1994, tienen como objeto el de construir, operar y mantener la carretera Bogotá Villavicencio, no estabilizar la Cordillera Oriental, macizo en formación caracterizado por su inestabilidad geológica.

Tal como lo aseveran expertos en el tema, entre ellos el Ingeniero Civil, MSCE Manuel García, -consultor con gran experiencia nacional e internacional, profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia, entre otros reconocimientos-y el Ingeniero M.I.C. Carlos Arturo Bello Bonilla, especialista  geotécnico de la Interventoría de la ANI, como resultado de la visita al derrumbe del K46+700 las causas del deslizamiento obedecen a la propia condición de la Cordillera, que se agrava por el factor climático, esto es, por la fuerte temporada de lluvias, además de otros como la actividad humana (antrópica).

Así las cosas, la causa del fenómeno que aflige a la población metense y a Colombia no es atribuible a Coviandes, y mucho menos la solución del mismo. En cuanto a la operación hemos cumplido con el despeje de la zona vial, y atención a los usuarios, con el fin de habilitar la vía para el tránsito, una vez  la ANI, quien es nuestra contratante, lo autorice, partiendo de condiciones seguras para los usuarios.

Para la adopción de soluciones temporales (retiro de piedras de la cima) y /o definitivas (construcción del túnel falso) también requerimos de la autorización de la ANI, dado que tales actividades ni su presupuesto están contemplados en el Contrato de Concesión que nos rige.

En cuanto a los deslizamientos en el punto K64+200, y otros, también es aplicable el concepto de los especialistas, pues se trata del mismo macizo.

Es claro también que la ANI, como agencia encargada de la contratación, dirección y control de las concesiones en el país ha sido sumamente generosa al entregar recursos para minimizar y/o controlar la inestabilidad geológica, tema que es sumamente complejo y que debe ser apoyado por los entes territoriales del orden municipal y departamental por los que discurre la vía, además de las autoridades ambientales, municipales, regionales y nacionales, porque también hay degradación del macizo por innumerables causas antrópicas nocivas, que no son del concurso de la ANI ni del Ministerio de Transporte.

Esas actividades nocivas o perturbadoras del frágil ecosistema del macizo son entre otras, las siguientes: Construcciones sin licencia, o licencias indebidas en zonas de riesgo, rondas de río, vertimientos de aguas residuales indiscriminadas, o bien POT´s que asignan usos inadecuados para el suelo o no los limitan, para viviendas y/o industria en zonas frágiles; además, cultivos inadecuados y potrerización en zonas de talud, así como la deforestación sin control.

Así las cosas, la realidad que vivimos puede transformarse a través de proyectos serios que cuenten con el concurso (y recursos) de todas las autoridades de la región, y no con críticas que carecen de todo soporte legal o contractual, como es el caso de la pretendida responsabilidad de Coviandes en los derrumbes, y los consecuentes cierres, de la carretera Bogotá – Villavicencio.